Por: César Duvernay
De nuevo, y a raíz de las muertes en los últimos días de un grupo de alegados antisociales a manos de la Policía Nacional (PN), el titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Manuel María Mercedes, acusa a la institución del orden público de hacer “ejecuciones extrajudiciales”.
Un término errado ya que en nuestro ordenamiento jurídico no existen ejecuciones judiciales, y por tanto no pueden haber extrajudiciales, pero que la CNDH ha acuñado a lo largo de sus accionar histórico para cuando la PN reporta ciudadanos abatidos en intercambios de disparos.
Sin presentar documentos concluyentes o cuando menos registros oficiales que avalen sus acusaciones, Mercedes habla de cifras que dependiendo al micrófono que le hable, a veces sitúa entre 19 y 30 los muertos en este mes a manos de la PN, y que asegura han sido homicidios voluntarios. Es decir que para el titular de la CNDH, todos los caídos en las labores de interdicción policial nunca pusieron resistencia ni pese a las fichas y evidencias (documentales, periciales y testimoniales) que se tienen, enfrentaron a la uniformada con armas en las manos.
Al denunciar que la PN está fuera de control, pareciera como si la CNDH no viera el carácter irreverente, desafiante y peligroso de una delincuencia armada que atraca y mata sin miramiento y a la que hay que enfrentar de manera categórica, frontal y con la misma fuerza que ella ataca.
Obviamente que ante un alegado exceso de la PN el Ministerio Público debe investigar y castigar si fuese comprobado el caso, pero mientras, el cáncer no se cura con aspirinas y la gente no toca los cables eléctricos por sus colores, sino porque dan corriente.