Por: Juan Taveras Hernández
Lo diré sin tapujos: Lo mejor que le puede pasar a este país, ante la falta de alternativas válidas, de izquierda o centro izquierda, es que el presidente Luís Abinader logre, mediante el voto mayoritario del pueblo dominicano, mantenerse en el poder hasta el 2028, continuando así la labor de saneamiento y modernización del Estado.
El próximo será un año difícil, sobre todo si la guerra de Rusia con Ucrania, Europa y Estado Unidos se prolonga, si las amenazas de las potencias nucleares se materializan. El mundo está en peligro aunque el propio mundo no lo sepa. De continuar el conflicto bélico, subirán los precios de los combustibles, el petróleo, el gas natural y sus derivados; aumentarán los alimentos, la soya, el trigo, etc. La recesión económica no solo será en Estados Unidos como ya está previsto, será en todas partes, incluyendo los países en vía de desarrollo, lo cual incluye, por supuesto, a la República Dominicana.
La inflación podrá ser un elemento subversivo que atentará contra la estabilidad social y la paz en todas partes. nos abocamos a una hambruna como no se ha vito en muchos años por el desabastecimiento de alimentos no solo en África, sino en la mayoría de los países del mundo, incluyendo países desarrollados y grandes. Es por eso que el presidente Abinader está tomando medidas en el sector agropecuario para que no haya escasez, para que seamos autosuficientes en la producción de productos básicos de la canasta familiar del pueblo dominicano.
Por esa y otras muchas razones es que el pueblo dominicano no puede dar marcha atrás y retrasar aun más el proceso de transparencia, modernización y transformación de todas las instituciones, permitiendo que el Partido de la Liberación Dominicana, morado o verde, vuelvan a tomar las riendas del Estado cuando está siendo amenazado por una crisis de grandes proporciones. Sería catastrófico volver al robo y el saqueo de los bienes públicos, sería volver al gansterismo, a la “Cosa Nostra”, al bajo mundo, al crimen organizado, al narcotráfico, al sicariato, a la falta de transparencia, al despilfarro.
La “Era del PLD”, de Leonel Fernández y Danilo Medina, terminó. ¡No más! ¡Ni pensarlo! ¡Etapa superada! ¡Ni un paso atrás, ni para coger un impulso! El pueblo dominicano tiene que mirar al frente; caminar mirando el horizonte hasta llegar a la meta que no puede ser otra que el desarrollo, la estabilidad y la paz social dentro de un Estado democrático de derecho, como lo consagra la Constitución de la República.
Estoy consciente que aun falta mucho por hacer, que aun hay muchos obstáculos que vencer, que aun persisten los males que llevaron al país al descalabro ético y moral, no sólo económico, sé que la deuda social es grande, que no hay equidad en la distribución de las riquezas que pocas familias se reparte, que necesitamos un régimen más justo, más humano, por lo tanto sé que el camino es largo y pedregoso; sé que el sistema educativo nacional tiene que cambiar, tiene que ser reimpulsado con nuevas ideas, nuevos conceptos, para que le llegue a todos los hombres y mujeres, niños y niñas, si queremos que la nación avance, porque es bien sabido que sin educación, amplia, de calidad, inclusiva, no hay desarrollo.
Este es el siglo del conocimiento. El más rico es el que más sabe, no el que más tiene. Por eso debemos incentivar el conocimiento, educar para la comprensión de este nuevo fenómeno. Educar para fomentar la inteligencia, no la mediocridad. Este es el principal reto que tiene el modelo educativo, es ahí donde deben hacerse los mayores esfuerzos, la mayor inversión.
Reelegir o repostular al presidente Abinader en estos momentos es salvar al país de los depredadores del Estado, evitar que vuelvan los gánsteres al poder, es proteger de algún modo la aún débil democracia y aportar al futuro. Estoy convencido.
Hay dentro y fuera del Partido Revolucionario Moderno, dentro y fuera del gobierno, personas que están apostando al fracaso del gobierno creyendo que saldrán favorecidos. Hay quienes quieren pescar en río revuelto aprovechando el disgusto de una buena parte de las bases del partido. Dirigentes y líderes del pasado quieren que el presidente Abinader resuelva en dos años, en medio de una crisis global, lo que ellos no resolvieron en 20 años. ¡Bárbaros!
En medio de una crisis como la que se avecina en todo el mundo, que nadie sabe cuándo terminará, el país debe continuar bajo la tutela de un hombre como Luís Abinader, demócrata a carta cabal, que ha demostrado capacidad, honestidad y vocación de servicio, de una gran sensibilidad social y humana. Adememos, como dice el pueblo, “nunca es bueno cambiar de caballo cuando se está cruzando un río”.