Argenis Viñas
Era un día de 1999, víspera del nuevo milenio. Solo tenía 11 años cuando vi por primera vez Matrix, esa película de ciencia ficción que en pocos días todos amaron y que marcó mi vida. Ya amaba el cine con mis limitados conocimientos, no solo por ser muy joven, también por las limitaciones para ver buen cine en un pueblo donde solo era posible acceder a películas por cable y gracias a Per Per View pude ver esta obra magnifica de las hermanas Wachowski.
Ver esta pieza maestra fue lo que impulsó a que amara el séptimo arte. Las Hermanas Wachowski, que en ese momento eran los hermanos, plantaron en mi mente la posibilidad de imaginar un mundo maravilloso, lleno de posibilidades.
Aunque fue una agradable sorpresa, una de las primeras preguntas que me hice con el anuncio del nuevo proyecto fue ¿Es necesario otra película de Matrix? A fin de cuentas, Matrix Revoluciones cerraba la historia de forma bastante clara y contundente y la respuesta parece ser sí, era necesario.
Desde sus primeras escenas, The Matrix Resurrecciones, de Lana Wachowski, deja claro que el tiempo ha transcurrido, no solo en la historia que está a punto de contar, sino en la vigencia de su simbolismo.
Las escenas de acción son una representación de lo que sus predecesoras nos brindaron y además de la misma filosofía de elegir qué destinos queremos en la vida.
Matrix Resurrecciones rompe con con los modelos de Blockbuster franquiciados y demuestra ser diferente a los fans services que hemos visto en los últimos años, películas que han traído el factor nostalgia nueva vez para que los fanáticos vuelvan en busca de esas emociones pasadas y sobre todo para garantizar el regreso a la salas de cine.
Lana Wachowski lo tenía muy fácil y muy complicado al mismo tiempo para continuar la historia que cerró la Matrix Revoluciones en 2003. Cerró un arco mesiánico del elegido con un reinicio de la Matrix diseñada por el pérfido arquitecto.
Pero, en lugar de apostar por lo obvio, la ahora directora optó por aplicar un significado metalingüístico al reinicio, elevó el concepto de reboot cinematográfico a un nuevo y tremendamente lúcido nivel.
Los personajes, la historia y la forma en la que Matrix es desarrollada son un regalo para la generación que creció con estos personajes y para los nuevos adeptos a la historia.
Matrix Resurrecciones es un ejercicio alocado, refrescante, extraño y atípico que muchos podrían decir que es bueno y otros malo. Pero yo, me limitaré a resaltar que su mayor virtud es la relevancia que evoca de modo directo a la que ya tuvo y sigue teniendo la ‘Matrix’ de 1999. Alucinante.