La presidenta del Comité Organizador de Tokio 2020 se vio obligada a reafirmar que los demorados Juegos Olímpicos comenzarán en poco más de tres meses y que no se cancelarán a pesar del repunte de los casos de COVID-19 en Japón.
Seiko Hashimoto fue preguntada por las condiciones que provocarían la cancelación de la cita olímpica. En la víspera, Toshihiro Nikai, secretario general del partido gobernante, el Partido Liberal Democrático, planteó esa posibilidad.
“Hay una serie de preocupaciones, pero como comité organizador de Tokio 2020 no estamos pensando en cancelar los Juegos”, afirmó Hashimoto.
Hashimoto reconoció la preocupación de Nikai y sugirió que probablemente sea compartida por los japoneses. Según las encuestas, hasta el 80% de la población se opone a la celebración del evento durante la pandemia.
Los casos de COVID-19 han aumentado en todo el país. A pesar de esto, el Comité Olímpico Internacional y los organizadores siguen presionando para que se celebren. El COI — cuyo presupuesto está formado en un 73% por la venta de los derechos de transmisión — dijo que sus fondos podrían estancarse si se suspenden. Japón ha invertido ya al menos 15,000 millones de dólares en el evento, aunque las auditorías gubernamentales sugieren que la cifra real podría ser de hasta el doble. Todo, a excepción de 6,700 millones, son fondos públicos.
Los organizadores esperaban recaudar 800 millones de dólares con la venta de boletos. Gran parte de esos ingresos se perderán y el gobierno tendrá que asumir el déficit.
Sin fanáticos en las gradas, la situación podría simplificarse. Los organizadores pueden centrarse únicamente en los 15,400 deportistas olímpicos y paralímpicos que entrarán a Japón y en mantener las burbujas en la Villa Olímpica, en los centros de entrenamientos y en los estadios. Decenas de miles de jueces, árbitros y reporteros tendrán que ingresar al país con motivo de los Juegos.