Por: Claudio Acosta
Desde hace tiempo hemos estado escuchando, y aceptándolo como una verdad irrebatible, que las torres y edificios de apartamentos que han cambiado radicalmente el paisaje del Gran Santo Domingo son más seguras que las casas, pues cuentan con cámaras de vigilancia y guardianes privados las 24 horas del día.
Hasta que ayer nos enteramos de que siete individuos armados robaron en dos torres la madrugada del pasado martes, utilizando el mismo modus operandi: se las arreglaron para conseguir el control electrónico que abre el portón del parqueo, encañonaron, desarmaron y amordazaron a los guardianes y personal de la recepción, y penetraron a varios apartamentos, aunque hasta ahora las autoridades policiales no han revelado qué lograron llevarse.
Según lo que puede apreciarse en un video que circula en las redes sociales los individuos, aparentemente jóvenes, andaban en una yipeta Hyundai color blanco, y cubiertos con capuchas y gorras de béisbol para evitar ser identificados a través de las cámaras de vigilancia.
El vocero de la Policía informó que trabajan en la recolección de evidencias y, sobre todo, en la identificación de los responsables de ambos hechos, que parecen ser obra del mismo grupo. “Como muchos casos vamos a estar dando las respuestas oportunamente, y dando a conocer los resultados de la investigación”. Vamos a tomarle la palabra al coronel Rafael Tejada Baldera, y por lo tanto a esperar que muy pronto estemos escuchando de sus labios que los delincuentes fueron identificados, apresados y sometidos a la justicia, pues una respuesta rápida y contundente evitará que esos robos se pongan de moda.
Que sería lo peor que pudiera pasar en estos momentos, aunque muchos dirán, porque la gente es así, que es justo que los ricos que viven en lujosas y elegantes torres sepan lo que está ocurriendo aquí abajo, donde mucha gente tiene que dormir con un ojo cerrado y el otro abierto para evitar que los delincuentes los dejen a la intemperie.