El expresidente Hipólito Mejía afirmó que la explotación minera responsable y respetuosa del medio ambiente, el turismo a gran escala, y la extracción de materiales para la construcción nos obligan a formular políticas públicas apropiadas mediante un diálogo sustentado en el rigor de la ciencia y el compromiso social, de cara a garantizar un mejor futuro para nuestro país.
Como sabemos, dijo “el cambio climático, el calentamiento global, el deterioro de los arrecifes, la degradación de la calidad del agua y los suelos, la masiva generación de plásticos, la contaminación de los ríos y el mar, y la construcción de edificaciones en suelos con vocación agrícola, representan desafíos ineludibles para el desarrollo sostenible en nuestro país”.
Resaltó que ese diálogo requiere de los aportes de la comunidad científica congregada en la Academia de Ciencias de la República Dominicana, por lo que la convierte en un interlocutor válido, necesario e indispensable para el éxito de esta iniciativa.
Al ser reconocido por la Academia de Ciencias de la República Dominicana, por sus aportes al desarrollo de la investigación, en el 50 aniversario de la institución, el exmandatario enfatizó: “Para nadie es un secreto que quien les habla lleva en su corazón una pasión enorme por las ciencias agronómicas; que he dedicado casi toda mi vida a promover la investigación, la innovación tecnológica y el desarrollo de nuevas y mejores variedades para la agricultura”, indicó.
En el acto, también fueron reconocidos: el doctor Mario Boneti, precursor de la Academia, el dirigente revolucionario Eligio Antonio Blanco Penna, por su historio en la organización campesina y, fue encabezado por el Eleuterio Martínez, presidente, junto a los demás miembros Osiris de León, Luis Núñez, entre otros.
“Permítanme agradecer, sinceramente, a la Academia de Ciencias de la República Dominicana y en ella, a su presidente, el reconocido ambientalista dominicano doctor Eleuterio Martínez, por creer que, celebrar el 50 aniversario de su fundación, constituye el momento propicio para que se me reconozca por el firme apoyo ofrecido a esta honorable institución desde el gobierno que presidí, acción que culminó con la concesión del título de propiedad de este inmueble colonial, donde hoy está su sede”, acotó Mejía.
Dijo que este afán, sin embargo, ha trascendido su interés por el estudio de las ciencias agrícolas, que tengo arraigado desde mi formación en el Instituto Loyola, de la mano de los padres jesuitas. “Me refiero, a que ese afán, me ha llevado al convencimiento de que es también tarea ineludible el propugnar por el mejoramiento integral de la calidad de vida de nuestros hombres y mujeres del campo”.
Reclamó que, a ellos, además de llevarles nuevas y mejores prácticas en la agricultura, también les he motivado a preocuparse y a trabajar por la sostenibilidad medioambiental de nuestro país, garantizando así un mejor futuro para todos.
El exmandatario ese propósito, constituido en marca de su vida, se ha sustentado en la firme creencia de que, el desarrollo agrícola y la sostenibilidad medioambiental, pueden y deben convivir de la mano, como coadyuvantes al progreso y a la garantía de nuestra seguridad alimentaria.
Desde esa perspectiva, quiero referirme a la decisión que tomamos en ocasión de mi ejercicio como presidente de la República.
Destacó las tres las razones principales que le animaron:
En primer lugar, porque valoro en su justa medida los aportes que la comunidad científica dominicana ha realizado en favor de la producción y la difusión del conocimiento sobre temas vitales para la sostenibilidad de nuestra vida como sociedad.
En segundo lugar, porque siempre me he identificado plenamente con el compromiso de esta Academia para que esa sostenibilidad esté directamente vinculada al buen uso y a la preservación del medioambiente y los recursos naturales; especialmente, en el marco de proyectos de desarrollo que tocan espacios naturales de valor estratégico, como las fuentes hídricas, los bosques y los arrecifes”.
Y, en tercer lugar, porque entendimos que al conceder a la Academia de Ciencias el título de esta propiedad, estábamos poniendo en valor y preservando un inmueble histórico que merece estar en manos de personas responsables y meritorias, como los directivos e integrantes de esta prestigiosa institución.
Destacó el interés común suyo y de la Academia por el fortalecimiento de las instituciones estatales y privadas que participan en la formulación de políticas públicas para responder de manera proactiva a los desafíos planteados por el cambio climático, por la acelerada urbanización, y por la necesidad ineludible de lograr la seguridad alimentaria en la República Dominicana.
En efecto, dijo: “fue debido a nuestro interés en estos temas vitales que, cuando nos desempeñamos como secretario de Estado de agricultura, en el período 1978-1982, nos propusimos crear la subsecretaría de Recursos Naturales”.
Manifestó que no es una exageración decir que esa iniciativa sirvió para crear un espacio de investigación desde donde surgieron propuestas de gran relevancia.
Señaló que: “Lo mismo ocurrió cuando, durante nuestra administración como presidente de la República, dimos el más decidido apoyo a la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, creada en el año 2000, con el propósito de robustecer la gestión del medioambiente, los ecosistemas y los recursos naturales”.