Por: Juan Taveras Hernández
Me senté tranquilamente en mi casa para ver el espectáculo mediático del debate presidencial organizado por la Asociación de Jóvenes Empresarios (ANJE) que causó grandes expectativas en una buena parte del pueblo dominicano, que lo siguió con mucha atención esperando que los temas más espinosos y trascendentales fueran tratados por los aspirantes a dirigir los destinos del país a partir de agosto próximo cuando se realice la toma de posesión del nuevo incumbente de la casa de gobierno.
Algunos puntos, como “las tres causales”, que tantas discusiones se han producido en los medios de comunicación como en el Congreso, extrañamente no fue tratado, a pesar de que los candidatos abordaron la marginalidad, la violencia de género y los feminicidios.
(En los demás debates, entre diputados y senadores, tampoco se ha discutido a profundidad. Algunos aspirantes a cargos electivos le huyen al tema como “el diablo a la cruz” para no chocar con la iglesia ni con los sectores más conservadores y retardatarios del país)
El gran ausente del debate presidencial entre Luís Abinader, Leonel Fernández y Abel Martínez, fue la corrupción, que durante la “Era del PLD” se llevaba más de cien mil millones de pesos todos los años. (El Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, entre otras entidades internacionales hablaban de un tres, un cuatro y hasta un cinco por ciento del Producto Interno Bruto).
El PLD acusó, durante más de 23 años, tanto al Partido Reformista como al Partido Revolucionario Dominicano de corruptos. Recordemos los “álbumes de la corrupción” que publicaba el PLD contra el doctor Joaquín Balaguer a quien acusó de crear “500 nuevos millonarios”.
Recuerdo al profesor Juan Bosch asegurándole al pueblo dominicano que si el PLD llegaba al poder “ningún dirigente de su partido se enriquecería con el dinero del pueblo”. La consigna era “Servir al Partido para Servir al Pueblo”, solo que lo invirtieron para enriquecerse en demasía: sirvieron al partido para servirse ellos. ¡Y de qué manera!
Nunca en la historia hubo más corrupción, en la historia del país, que durante la “Era del PLD”. Leonel Fernández se convirtió en el “Padre legítimo de la corrupción”. Danilo Medina, en el padre adoptivo. ¡Sin consecuencia alguna!
No creo que en el PLD haya mucha gente con calidad ética y moral para hablar sobre la corrupción, incluyendo a los que participaron en el show mediático de Anje.
Tal vez era condición indispensable para acudir a la cita: No hablar sobre la corrupción. Luís Abinader, candidato a la reelección, prometió combatir vehementemente la corrupción, llevar al banquillo de los acusados a los imputados, despojarlos del dinero robado.