El asesinato en julio de 2021 del presidente Moise por un comando armado en su residencia privada no hizo más que amplificar la ya profunda crisis política en la que estaba sumido el país

PUERTO PRÍNCIPE.- Sin elecciones desde 2016, Haití no tiene desde el lunes ningún representante electo a nivel nacional y las pandillas reinan en el territorio, un año y medio después del asesinato del presidente Jovenel Moise.

Los últimos diez senadores aún en funciones completaron simbólicamente su mandato, pero el Poder Legislativo dejó de funcionar de hecho en enero de 2020, cuando todos los diputados y dos tercios de los integrantes de la Cámara Alta abandonaron sus cargos, sin que fueran reemplazados, según publica el periódico La Nación, en un reportaje de Ileana Vargas.

«No podemos atrevernos a hablar de democracia», lamenta el abogado Samuel Madistin, «y esto llega en un momento en que el Estado está perdiendo el control de la mayor parte del territorio, el 60%, en beneficio de bandas armadas». Para este abogado, Haití «es un Estado que, prácticamente, no existe».

El asesinato en julio de 2021 del presidente Moise por un comando armado en su residencia privada no hizo más que amplificar la ya profunda crisis política en la que estaba sumido el país por la decadencia de las instituciones públicas.

El primer ministro Ariel Henry es quien actualmente lleva el país adelante pero, designado solo 48 horas antes del ataque que le costó la vida a Moise, su legitimidad es ampliamente cuestionada.

«Hubo un cálculo maquiavélico del régimen del PHTK (partido político de Moise) que no quiso organizar elecciones», analiza Madistin. «El fracaso también es de la comunidad internacional y de Naciones Unidas, cuya misión era estabilizar políticamente al país», dice el abogado.