DISTOPÍA

Sep 21, 2022

Seguridad y ciudadanía

Por Emelyn Baldera

El ministro de Interior y Policía, Jesús –Chú– Vásquez, tiene una visión clara de hacia dónde debemor ir como sociedad, así lo interpreté luego de una visita con una delegación de la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte). Hablando con él, pudimos contactar que está claro de la responsabilidad que carga sobre sus hombros en esta dependencia. 

Dirigir un ministerio como este, que es el órgano encargado de desarrollar las políticas públicas relacionadas con la seguridad ciudadana, es un compromiso mayor. 

Hablar de seguridad y de ciudadanía es hablar de un sistema que no ha funcionado por años, es hablar de situaciones que están a la vista de todos, las que muchos gobiernos y políticos, para no enfrentarlas, se han hecho «los locos»  volteando la cara, para no ver de frente una realidad que nos arropa.

Es también hablar de la Policía Nacional, un cuerpo armado que debe regirse sobre la base de la profesionalidad y la preparación técnica para  poder dar un servicio eficaz y eficiente a la sociedad. A eso debemos apostar. 

Lejos de sabotear los proyectos y planes que se ejecutan desde este ministerio, Chú está dispuesto a escuchar hasta a sus adversarios políticos, puesto que sabe que es un funcionario público que debe estar al servicio de la gente y que su tiempo en el servicio público es efímero, aunque algunos políticos del país no lo entiendan o les resulte muy difícil comprenderlo. 

Por eso está convocando a todos los sectores que integran la sociedad a que nos unamos en torno a la propuesta de trabajar para una mejor sociedad, dejando de lado la predisposición de color, partido, credo o religión. 

Es en ese orden que los políticos, sobre todo a quienes están del lado de la oposición, deben aceptar la invitación que les hace Jesús Vásquez para buscar soluciones puntuales, que vayan más allá de la crítica sin fundamento ni argumento. 

Este gobierno asumió un compromiso de restaurar la Policía Nacional y todo lo que supone este cuerpo del orden, que no ha sufrido grandes trasformaciones, aunque hubo intentos de mejoras, pero las misma no llegaron ni a poner el dedo en la llaga. 

En 2015, el senador de entonces por la provincia de Santiago, Julio César Valentín, proponía una reforma profunda en la Policía Nacional y sostenía que «hay sectores dentro de ese organismo que se resisten a esa reforma, para mantener comportamientos ocultos no fiscalizables».

En ese momento el también presidente de la comisión de Interior y Policía del Senado, introdujo una reforma policial en el Congreso. 

«Con una Policía donde no hay un régimen de consecuencia para el enriquecimiento ilícito, para la corrupción, el servicio a intereses particulares y no colectivo; es decir, si no hay sanciones contra estos comportamientos, si no convertimos en un delito que un Policía sea ascendido por tráfico de influencia y no por los méritos, no vamos a ningún lado», sostenía el ex legislador por Santiago. 

Lo que  planteó Valentín era vox populi,  pero faltaba mucha voluntad para en buen dominicano «tomar el toro por los cuernos» y comenzar a volar cabezas, a darle la cara a los intereses y a la corrupción policial y todo lo demás que se desprende de un sistema que ya colapsó. 

Decía el ministro con voz firme y convencido de que está actuando como se corresponde, que donde hay corruptos hay corruptores y que era importante hablar con el ejemplo. «Por eso aquí estamos acabando con la mafia interna y no se le permite a nadie, ni a los grandes ni a los chiquitos», aseguró el funcionario, al hablar de los retos que ha enfrentado a su llegada a la institución.

La reforma que ha propuesto este gobierno promete adecentar la Policía Nacional, viendo de manera integral la situación, ya se han iniciado algunas acciones puntuales. 

Tomémosle la palabra a Chú Vásquez, y trabajemos juntos en pos de acciones a favor de una mejor sociedad, la sociedad que merecemos y que debemos comenzar a construirla desde esa mirada interna y reflexiva.