Los presos de la colonia penal de San Petersburgo esperaban la visita de oficiales, pensando que sería algún tipo de inspección. En cambio, llegaron hombres uniformados y les ofrecieron amnistía, si aceptaban luchar junto al ejército ruso en Ucrania.
Durante los días siguientes, aproximadamente una docena abandonaron la prisión, según una mujer cuyo novio cumple una condena allí. Hablando bajo condición de anonimato por temor a represalias, dijo que su novio no estaba entre los voluntarios, aunque con años de sentencia, “no podía dejar de pensar en eso”.
Mientras Rusia sigue sufriendo pérdidas por la invasión a Ucrania, que ahora se acerca a su sexto mes, el Kremlin se ha negado a anunciar una movilización en toda regla, una medida que podría ser muy impopular para el presidente Vladimir Putin. Pero eso ha llevado a un esfuerzo de reclutamiento encubierto que incluye el uso de prisioneros para compensar la falta de personal.