Tanto se abusó, durante demasiado tiempo, del argumento de la persecución política para descalificar las acciones judiciales contra los desfalcadores del Estado que terminó convirtiéndose, más que un medio de defensa ante el tribunal de la opinión pública, en una implícita admisión de culpabilidad, pues siempre ha sido evidente que es una forma de desviar la atención, de salirse por la tangente, ante acusaciones concretas contra personas que no tienen forma de justificar las riquezas acumuladas durante su paso por la administración pública.
Por eso ahora se habla de “show mediático”, que tanto sirve para defender al coronel de la Policía de oscuro historial al que se vincula al asesinato, a manos de una patrulla de la institución, de una pareja de esposos evangélicos en Villa Altagracia, como al jefe de seguridad del expresidente Danilo Medina, apresado durante el fin de semana junto a otras personas acusado de dirigir un entramado de corrupción al que el Ministerio Público le imputa enriquecimiento ilícito por más de tres mil millones de pesos.
Por eso no ha de sorprender que así calificara el Comité Político del PLD, luego de una reunión de seis horas, el apresamiento del mayor general Adán Cáceres Silvestre como parte de la llamada Operación Coral, en la que se realizaron 27 allanamientos en todo el país y se ocuparon bienes millonarios.
Y aunque es justo reconocer que cuando los peledeístas hablan de “show mediático” saben perfectamente de lo que están hablando, como demostró Jean Alain Rodríguez cuando en su condición de Encubridor General de la República convirtió el caso Odebrecht en un culebrón con final feliz garantizado para todos los imputados, el hecho de que el Comité Político no encontrara un mejor argumento para criticar su apresamiento lo dice todo, pero en nada ayuda a un oficial que ahora tiene que demostrar cómo consiguió todas esas riquezas siendo su salario la única fuente de ingresos conocida.