SANTO DOMINGO.- Al entrar el año 2021 hemos podido percibir una nueva Policía Nacional, que bañada de nuevas expectativas por las iniciativas que a su favor se vienen desarrollando desde que comenzó el actual Gobierno, se va abriendo espacio en la comunidad y los periodistas no son la excepción.
A diferencia de la Era de los 12 años del Dr. Joaquín Balaguer, hoy comunicadores y policías comparten, intercambian ideas, participan en foros, sin el temor ni la represión del período 1966-1978.
En la actualidad, la Policía cuenta con voceros y personal de comunicaciones sociales preparados en universidades del país y por periodistas destacados en la formación profesional, lo cual evidencia que ya hemos lograr superar esa brutal etapa.


Sin embargo, Orlando Martínez, no pudo ver este cambio en las relaciones entre ambos sectores, porque para callar sus denuncias, fue interceptado el 17 de marzo de 1975, a eso de las 5:15 de la tarde, en la avenida José Contreras casi esquina Alma Mater y asesinado a balazos, con apenas 31 años de edad.


El asesinato de Martínez fue motivado por el artículo que escribió, titulado ¿Por qué no, doctor Balaguer?, en el que le invitó a irse del país junto con los asesinos y corruptos que le servían.

Orlando fue un periodista emblemático que abrazó su profesión como un sacerdocio y la lucha de los más pobres, en una época en que estos sectores sociales eran víctimas de atropellos e injusticias y defenderlos era una acción heroica, como dijo la rectora de la UASD, Emma Polanco, durante una ofrenda floral depositada en el 2019 para la fecha.
Orlando Martínez es símbolo de la libertad de expresión en la República Dominicana. Director ejecutivo de la Revista Ahora, y autor de la “columna Microscopio”, que publicaba en el periódico “El Nacional”, a través de sus escritos denunciaba la represión, las injusticias sociales, las torturas, y el saqueo de corporaciones extranjeras.

Los condenados por el horrendo crimen:


En 2007, la Cámara Penal de la Corte de Apelación de San Pedro de Macorís condenó a 30 años de prisión a los confesos asesinos de Orlando Martínez, Mariano Cabrera Durán y Rafael Alfredo Lluberes Ricart (Lluberito).
Un tercer condenado fue el fallecido general retirado Joaquín Antonio Pou Castro, a quien le impusieron 20 años, y Luis Emilio de la Rosa Beras cumplió una pena de cinco años.